“El sentimiento que tantos tienen de que pueden pensar, incluso razonar, sin usar el lenguaje, es una ilusión” (Edward Sapir)
“El lenguaje disfraza al pensamiento” (Wittgenstein, Tractatus 4.002)
“La expresión y el pensamiento son una sola cosa” (Peirce)
La Hipótesis Sapir-Whorf
Las dos versiones
Se sabe desde siempre que existe una estrecha relación entre el lenguaje hablado por una persona y su pensamiento, entre el lenguaje externo y los procesos mentales internos. La naturaleza de esa relación entre lenguaje y pensamiento ha sido un tema recurrente y polémico a lo largo de la historia, desde la época de las antiguas culturas hasta hoy.
La hipótesis Sapir-Whorf (HSW), por los lingüistas Edward Sapir y su alumno Benjamin Lee Whorf, tiene dos versiones:
La versión fuerte.
Afirma que el lenguaje determina totalmente el pensamiento. Es el llamado “determinismo lingüístico”. Las funciones mentales están determinadas por la naturaleza del lenguaje hablado. El lenguaje es un molde por medio del cual se forman los patrones o categorías del pensamiento. Las categorías lingüísticas determinan las categorías cognitivas.
La versión débil.
Afirma que el lenguaje influye o afecta al pensamiento. Es el llamado “relativismo lingüístico”. El lenguaje contribuye a conformar un estilo del pensamiento, una determinada visión del mundo.
Hoy día, la versión fuerte de la HSW está prácticamente desacreditada, existiendo un amplio consenso en favor de la versión débil (el lenguaje influye en el pensamiento). Pero los investigadores no se ponen de acuerdo sobre los mecanismos o modos de esta influencia. El relativismo lingüístico es un tema multidisciplinario, pues afecta a psicólogos, lingüistas, filósofos, antropólogos, neurólogos y pedagogos.
Genésis de la hipótesis
Sapir defendía la versión débil. Whorf, que profundizó más en este tema, es considerado como el principal proponente de la hipótesis, también en su versión débil (el principio de la relatividad lingüística). Muerto prematuramente, sus ideas se publicaron póstumamente en 1956 en volumen titulado “Lenguaje, Pensamiento y Realidad” [1999].
Uno de los estudiantes de Sapir (Harry Hoijer) fue el primero en usar el término “Hipótesis Sapir-Whorf” sobre esta idea de la influencia del lenguaje en el pensamiento.
Roger Brown y Eric Lenneberg formalizaron las ideas de Sapir y Whorf como:
“El mundo es experimentado y concebido diferentemente en diferentes comunidades lingüísticas”.
“El lenguaje causa una estructura cognitiva particular”.
Estas dos ideas fueron desarrolladas posteriormente por Brown en las denominadas versiones débil y fuerte, respectivamente (el lenguaje afecta al pensamiento y el lenguaje determina el pensamiento). Estas dos formulaciones de Brown se difundieron y atribuyeron a Sapir y Whorf, aunque no fueron realizadas por ninguno de ellos.
Lenguaje como paradigma
Aunque el término “paradigma” no se utilizaba en la época de Sapir y Whorf, hoy día podemos utilizar este término, pues la versión débil de la HSW se puede expresar como que todo lenguaje es un paradigma, una cierta visión del mundo, que se refleja en la cultura de los hablantes de ese lenguaje, y el lenguaje en la cultura. Actualmente existe un interés renovado en este tema debido a los avances realizados durante los últimos años en psicología cognitiva y lingüística antropológica, junto con el auge, difusión y aplicación generalizada del concepto de paradigma, concepto esencialmente ligado al relativismo.
Wilhelm von Humboldt, representante destacado de la tradición romántica alemana, en ensayo “Sobre el estudio comparativo de lenguajes”, defendía el determinismo lingüístico:
Cada lenguaje encapsula un particular Weltansicht o Weltanschaun: una visión del mundo, el reflejo del espíritu de una nación. “La diversidad de lenguajes no es una diversidad de sonidos y signos, sino una diversidad de visiones del mundo”.
Todo lenguaje es restrictivo. “Cada lenguaje establece ciertos límites al espíritu en aquellos que lo hablan, asume una cierta dirección y, haciéndolo así, excluye muchas otras”.
Lenguaje y pensamiento son inseparables. El lenguaje determina completamente el pensamiento. “La fuerza que genera el lenguaje es indistinguible de la y la fuerza que genera el pensamiento”.
Según la tradición romántica alemana, hay lenguajes naturales superiores a otros. Es decir, hay lenguajes primitivos que mantienen a sus hablantes en la pobreza cultural e intelectual, por su pobre o reducida visión del mundo. Para William Dwight Whitney (filólogo, lingüista y orientalista estadounidense) , “civilizar” a los salvajes era enseñarles un lenguaje “superior” como el inglés.
Franz Boas, fundador de la antropología en EE.UU. y profesor de Sapir, que nació y fue educado en Alemania, tuvo contacto con la tradición romántica alemana, y se supone que transmitió estas ideas a Sapir. Boas, estudiando las lenguas de los nativos americanos, llegó a la conclusión de que, efectivamente, la cultura y la forma de vida de un pueblo se reflejaban en su lenguaje. Pero desafió la visión de Whitney y la de los románticos alemanes al afirmar que no había tales lenguajes primitivos, pues todos los lenguajes eran capaces de expresar los mismos contenidos de diferentes formas.
La visión de Sapir es la siguiente:
Los lenguajes contienen las claves para entender las visiones del mundo de las diferentes culturas. Cada lenguaje representa una visión del mundo. “Ningún par de lenguajes son suficientemente similares como para ser considerados como para representar la misma realidad social. Los mundos en los que viven las diferentes sociedades son mundos distintos, no meramente el mismo mundo con diferentes etiquetas asignadas”. De ahí la dificultad de traducir de manera exacta entre dos lenguajes diferentes por sus diferentes concepciones de la realidad.
Cada lenguaje es una herramienta del pensamiento, un sistema completo de expresión, con su propia y única estructura. Esta estructura está formada por caminos predeterminados que tienen que recorren necesariamente los hablantes y de los que no hay escape posible. Esta estructura lingüística afecta a sus patrones de pensamiento.
Rechaza, como Boas, la fuerte conexión que atribuyen los románticos alemanes entre lenguaje y cultura. Acepta solo la influencia del lenguaje en los patrones habituales del pensamiento. Existen conexiones entre lenguaje y cultura, aunque no correlaciones. “No puedo creer que cultura y lenguaje estén en todo sentido causalmente relacionados. La cultura puede ser definida como qué piensa y hace una sociedad. El lenguaje es un particular cómo”.
En algunos aspectos, unos lenguajes son mejores que otros, pero no de forma absoluta. Por ejemplo, unos lenguajes poseen un aparato gramatical mejor que otros para expresar ideas particulares. Desde este punto de vista, todos los lenguajes son similares.
Una característica destacada de todos lenguajes naturales es la completud formal (formal completeness): la capacidad que tiene todo lenguaje de poder expresar cualquier idea. La completud formal la cumplen todos los lenguajes (sean de culturas primitivas o evolucionadas) y es una propiedad de la estructura gramatical y no de los recursos léxicos del lenguaje. Esta estructura gramatical contiene potencialmente todas las posibles expresiones.
Ningún lenguaje es totalmente lógico, pues todos los lenguajes emergen de la experiencia más o menos desordenada. El lenguaje es como un organismo natural que no debería manipularse, como un árbol que crece sin cuidado humano, y que puede alterarse su crecimiento si se interfiere.
Al no ser perfectamente lógicos, los lenguajes pueden producir distorsiones en la visión del mundo. La mejor manera de identificar esas distorsiones es comparar las formas de expresión en los diferentes lenguajes para detectar los puntos de discordancia.
Y la visión de Whorf:
Cultura y lenguaje están interrelacionados, reflejándose mutuamente entre sí. Son como los dos lados inseparables de la misma moneda. Es un proceso interactivo con interdependencia causal, como la eterna cuestión huevo-gallina.
El problema del pensamiento no es solo un problema psicológico, sino que se trata más bien de un problema cultural ligado estrechamente al lenguaje.
El lenguaje es una primera forma de aproximación a la realidad, una interpretación genérica de la realidad, que luego la ciencia (o el lenguaje científico) detalla y particulariza. “El lenguaje hace de una forma más cruda pero también más amplia y más versátil, la misma cosa que hace la ciencia”. “La visión del mundo de la ciencia moderna surge de una superior especialización de la gramática básica de las lenguas occidentales indo-europeas”.
Hay procesos mentales que trascienden y son previos al pensamiento: una “experiencia más básica que el lenguaje”.
Las categorías y distinciones de cada lenguaje contienen un modo de percibir, analizar y actuar en el mundo.
La lingüística es fundamental para la teoría del pensamiento y, en el último análisis, de todas las ciencias humanas.
Influido por la teoría de la relatividad de Einstein, calificó a la relatividad lingüística como “nuevo principio de relatividad”. Nunca mencionó la palabra “hipótesis”. El concepto de principio es, evidentemente, superior al de hipótesis. Un principio es como un axioma, algo que se considera evidente por sí mismo, que no requiere demostración y que constituye el fundamento de una teoría.
Whorf estudió física y escribió un artículo sobre gravitación que no llegó a publicarse. Fue uno de los pocos pensadores interdisciplinarios entre física y lingüística.
La HSW y los Lenguajes Artificiales
Aunque la HSW se refiere a la dialéctica entre pensamiento y lenguaje natural, también se puede y se debe aplicar al tema de los lenguajes artificiales, principalmente los informáticos (en matemática no existe ningún lenguaje formal), y los lenguajes auxiliares internacionales, y plantearse si afectan o determinan el pensamiento.
Si el lenguaje limita el pensamiento, un lenguaje artificial que pudiera eliminar (o reducir al mínimo posible) estas restricciones, que fuera perfectamente regular, lógico, formalmente completo y poderosamente expresivo, produciría unos efectos importantes en los usuarios o hablantes de este lenguaje:
Los libraría de las antiguas cadenas lingüísticas.
Al aprenderlo y usarlo, mejorarían su inteligencia y su creatividad.
Clarificaría su pensamiento, al utilizar un lenguaje lógico, regular y no ambiguo.
Aumentaría su nivel de conciencia.
Mejoraría su cultura.
Se podría utilizar para la comunicación humana (como lengua auxiliar internacional), para la comunicación hombre-máquina y para la comunicación entre máquinas.
Se podría utilizar como lenguaje intermedio (interlingua) en los procesos de traducción automática entre lenguajes naturales.
La HSW y los lenguajes informáticos
En los lenguajes informáticos, especialmente los lenguajes de programación de propósito general, al estar perfectamente definidos y formalmente cerrados, el lenguaje condiciona absolutamente al pensamiento del programador, pues le impone una determinada visión del mundo, es decir, le obliga a pensar en términos de un determinado paradigma, de un modelo de pensamiento. Por lo tanto, aquí impera, sin duda, la versión fuerte de la HSW.
Dijkstra afirmaba que “Es prácticamente imposible enseñar buen estilo de programación a estudiantes que han tenido una exposición previa al BASIC; como programadores potenciales están mentalmente mutilados sin esperanza de recuperación”. “El uso de Cobol mutila la mente; su enseñanza, por consiguiente, debería considerarse como un delito criminal”. Esto significa que Dijkstra va más allá de la versión fuerte de la HSW, pues simples lenguajes de programación (como Basic o Cobol) no solo determinan el pensamiento, sino que resultan dañinos para la mente.
Dijkstra es el creador de la llamada “programación estructurada”. En un artículo, considerado un clásico, publicado en 1968, titulado “Go To Programming Considered Harmful”, sostenía que la programación realizada con bifurcaciones (goto´s), era dañina por ser una programación caótica, próxima o equivalente al lenguaje de máquina, de bajo nivel de abstracción. Proponía un nivel de abstracción superior, utilizando solo tres estructuras de control genéricas: secuencia, selección (if-then-else) y bucle while.
Kenneth E. Iverson, creador del lenguaje APL, creía implícitamente en la versión débil de la HSW, pues sostenía que un lenguaje informático afectaba al pensamiento. En la conferencia que impartió en 1979 con motivo de la concesión del premio Turing, “Notation as a tool of thought” (La notación como una herramienta de pensamiento), argumentaba que notaciones más poderosas facilitaban el pensamiento y el desarrollo de algoritmos en el ordenador.
Para Steve McConnell, autor de “Code Complete” (Código Completo) −un libro práctico de programación, considerado un clásico−, los lenguajes de programación determinan el cómo expresar los pensamientos, e incluso puede determinar qué pensamientos se pueden expresar.
Pero un lenguaje de programación puede ser iluminador, en lugar de restrictivo o dañino. Por ejemplo, para Eric Steven Raymond −autor de “How to Become a Hacker” (Cómo convertirse en un hacker) y de “The New hacker´s Dictionary” (El nuevo diccionario del hacker)− Lisp es un lenguaje que merece aprenderse, aunque no se vaya a usar nunca, porque constituye una “experiencia iluminadora profunda” y porque esa experiencia “te hará un mejor programador para el resto de tus días”.
La esencia de un lenguaje de programación reside en el conjunto de primitivas semánticas elegidas como núcleo del lenguaje. Estas primitivas juegan el papel de axiomas. El resto del lenguaje son elementos derivados de estos elementos primitivos y de su gramática combinatoria. De ahí la importancia de seleccionar los elementos primitivos como generadores de distorsión o de iluminación. A efectos de conseguir una conciencia unificadora y lo más simple posible, lo ideal es que las propias primitivas sean también la gramática, es decir, que la gramática lexical sea la misma que la gramática estructural.
La brecha semántica (el gap semántico)
En informática, especialmente en programación, se suele utilizar este término para referirse a la distancia, separación o diferencia entre el pensamiento humano y el modelo semántico del lenguaje (de mayor o menor nivel) utilizado.
El nivel de abstracción de un lenguaje guarda una relación inversa con el gap semántico. Cuanto menor es el nivel de abstracción de un lenguaje, mayor es el gap semántico. Y cuanto mayor es el nivel de abstracción, menor es el gap semántico mayor es su poder expresivo y su creatividad.
La paradoja Blub
Es una paradoja planteada por Paul Graham, programador Lisp y ensayista, en el artículo titulado “Beating the Average” (Derrotando a los medianos), en la que se refiere indirectamente a la HSW:
Se supone una jerarquía de lenguajes de programación ordenados de menor (abajo) a mayor (arriba) nivel de abstracción. El de menor nivel sería un lenguaje tipo ensamblador. El de mayor nivel, el que está en lo alto de la escala, para Graham es Lisp, que lo justifica porque cualquier lenguaje de los considerados innovadores se puede implementar en Lisp. Para Graham, Lisp es el mejor lenguaje para construir lenguajes (o Common Lisp, en su versión estandarizada).
Blub −en español, “lloriquear”− es un hipotético lenguaje situado a medio camino entre ambos polos.
La paradoja es la siguiente: Un programador que use un lenguaje como Blub, si mira hacia abajo, cuando observa un lenguaje inferior, echa de menos alguna característica x, que considera fundamental y a la que estaba acostumbrado, por lo que deduce que el lenguaje es inferior porque requiere un esfuerzo adicional para implementar esa característica. Y si mira hacia arriba (hacia los lenguaje de mayor nivel) lo único que ve son lenguajes extraños y complejos, características que nunca ha concebido no echado de menos. Cuando un programador usa ese lenguaje particular (Blub) le impone una determinada forma de pensar, al que termina adaptándose y limitando o determinando su pensamiento.
Esta paradoja ha sido criticada en diversos sentidos:
No es posible ordenar jerárquicamente los lenguajes por su nivel de abstracción porque los lenguajes tienen características diferentes, con diferentes grados de abstracción, y diferentes formas de considerar los recursos semánticos.
No existe una clasificación absoluta de los lenguajes. Dependiendo del problema que se esté abordando, un lenguaje será más adecuado que otro.
Que no se detecte una cierta característica x, no implica que el lenguaje sea inferior.
Se cuestiona que Lisp sea el lenguaje de mayor nivel de abstracción que existe. Además Graham ha desarrollado un nuevo lenguaje, un dialecto de Lisp denominado “Arc”, lo que hace sugerir que Lisp no es el lenguaje supremo e ideal.
Sin embargo, esta paradoja tiene un alto valor simbólico-metafórico:
Blub simboliza el nivel de conciencia asociado al lenguaje, y también el del programador.
Cualquier lenguaje puede ser Blub, es decir, un lenguaje que te atrapa y que te impide ver más allá, es decir, te impide ver que existen lenguajes superiores. A veces se usa el término “Blub” para indicar un lenguaje de programación que programadores intransigentes consideran que han elegido el mejor lenguaje de programación posible. Y también se denominan “programadores Blub” a los programadores que que han quedado capturados por un lenguaje y que rechazan tajantemente cualquier cambio.
Cuando el programador mira hacia abajo, echa de menos características que tiene asumidas desde su nivel de conciencia.
Cuando mira hacia arriba no entiende lo que ve porque, desde su nivel, no concibe un nivel de conciencia superior ni dimensiones superiores porque su conciencia está limitada al mundo en el que “habita”. El programador Blub ha quedado “capturado” o encapsulado en una determinada visión del mundo. Se puede establecer una analogía con Planilandia (Flatland), la novela satírica de 1884 escrita por Edwin Abbott. Planilandia es un mundo imaginario de dos dimensiones habitado por seres que no pueden concebir la tercera dimensión.
Evidentemente, este tema es general. Por ejemplo, a nivel de los sistemas operativos, gran parte de la humanidad está “atrapado” por el paradigma o mundo Windows. Y a nivel humano todos nosotros estamos atrapados por nuestro nivel de conciencia. Vivimos en una Planilandia metafórica, pues no somos capaces de percibir las dimensiones superiores de la realidad.
La HSW y los lenguajes auxiliares internacionales
La HSW tuvo influencia en el desarrollo y estandarización de Interlingua, una lengua auxiliar internacional, de las más conocidas y difundidas tras el Esperanto. Sapir fue uno de los lingüistas destacados que intervinieron en el desarrollo de Interlingua en la IALA (International Auxiliary Language Association), una asociación creada por la mecenas Alice Morris en 1924. Estuvo implicado en esta asociación desde su fundación hasta su muerte en 1939.
La IALA reclutó varios especialistas. Además de Sapir, se encontraban C.K. Ogden y Otto Jespersen. Ogden tenía su propio proyecto (BASIC English; BASIC son las siglas de British American Scientific International Commertial). Y Jespersen, ligado a Ido (una versión mejorada de Esperanto), tenía también su propio proyecto (NOVIAL, de Nov=nuevo e IAL= International Auxiliary Language). Inicialmente, la IALA se dedicó a examinar los diferentes proyectos existentes, con la idea de seleccionar y promover uno de ellos. Al final se optó por desarrollar una nueva lengua: Interlingua, que fue presentada formalmente en 1951. [ver Apéndice – Interlingua.]
En el tema de la creación de una lengua auxiliar internacional podemos destacar los siguientes aspectos:
Relatividad vs. Universalidad.
Esta es la cuestión clave. Sapir defendía la relatividad lingüística (el lenguaje como visión del mundo). ¿Cual debería ser la visión del mundo correspondiente a un lenguaje artificial para la comunicación internacional? Se supone que debería implicar una visión absoluta, objetiva y universal, una única visión del mundo para todos. Sapir sostenía que la lengua auxiliar internacional debería desarrollar los medios léxicos para expresar la cultura común de la comunidad internacional.
Estructura.
Los lingüistas implicados en la construcción de una lengua auxiliar internacional pretendían construirla con una estructura lógica y que además facilitase el pensamiento lógico.
En 1931, Alice Morris comento que la lengua auxiliar internacional perfecta “... no es indudablemente un ideal que nunca puede ser alcanzado, pero los ideales no significan que se tienen que alcanzar; indican meramente la dirección del movimiento”.
Para Sapir, una lengua auxiliar internacional debería ser no solo simple, regular y lógica, sino también rica y creativa. Un lenguaje simple, regular y lógico será más fácil de aprender que cualquier lenguaje nacional, que contiene una serie de formas irregulares e ilógicas y que requiere un gran esfuerzo para llegar a dominarlo.
El requisito de “simple, regular y lógica” era difícil de reconciliar con la relatividad lingüística. Al final se convenció de que no era posible construir ningún lenguaje auxiliar internacional totalmente lógico, lo mismo que ocurre con los lenguajes naturales. Para Sapir, la verdadera naturaleza de la lógica y del mundo objetivo eran totalmente elusivas, pues estaban poco comprendidas como para implementarlas a nivel práctico. Al final era partidario de de que la lengua auxiliar se diseñase para que se ajustase lo más posible a lo patrones de pensamiento ya existentes, intentando descubrir las estructuras comunes subyacentes a los lenguajes occidentales mediante la lingüística comparada.
Alice Morris describía el trabajo de investigación que hacia esta asociación como un movimiento hacia el descubrimiento de la gramática del pensamiento. Se suponía que esta gramática era universal, pero Sapir era escéptico en este sentido; consideraba que era una tarea inútil tratar de descubrirla.
Internacional vs. nacional.
Sapir era un decidido partidario del movimiento internacionalista, opuesto al nacionalismo y a las culturas particulares. Creía en la necesidad de eliminar las barreras lingüísticas nacionales para facilitar los contactos internacionales, especialmente los comerciales y científicos. Se opuso a todo proyecto que promoviera un lenguaje nacional existente, incluso en forma modificada, pues favorecía a los intereses de los hablantes nativos, y las otras naciones lo verían como una imposición. Se opuso al BASIC English de Ogden, pues era una forma de inglés simplificado. El lenguaje auxiliar internacional debería ser solo un segundo idioma para todos, sin desechar ningún lenguaje natural.
Un Modelo de Relación Pensamiento – Lenguaje
La dialéctica pensamiento-lenguaje
Entre pensamiento y lenguaje existe una relación dialéctica particular, que es reflejo de de la relación dialéctica universal y arquetípica entre los dos modos de conciencia: la del hemisferio derecho (HD) y el izquierdo (HI) del cerebro. De tal manera que el pensamiento lo podemos asociar al HD (a lo profundo, a la semántica, al fondo, a lo continuo, a lo abstracto) y el lenguaje al HI (a lo superficial, a la sintaxis, a la forma, a lo discreto, a lo concreto).
Relatividad lingüística (HSW debil)
El lenguaje es un instrumento de la conciencia y del pensamiento. El lenguaje es un filtro, una formalización o particularización de un pensamiento de una manera lo más lógica y estructurada posible. En la percepción lingüística ocurre el proceso inverso: la comunicación activa el filtro lingüístico, antes de pasar al nivel más profundo que son los pensamientos.
El lenguaje forma parte de la cultura, la manifestación de una visión del mundo. Hay una interdependencia lenguaje-cultura.
El proceso de pensar comienza en lo profundo, desde lo absoluto, desde la conciencia pura, un campo o entorno de libertad y creatividad, y se manifiesta mediante el lenguaje, que condiciona la expresión de los pensamientos. La conciencia es más importante que el pensamiento. Y el pensamiento es más potente que el lenguaje. Hay una jerarquía: conciencia-pensamiento-lenguaje.
El proceso de pensar comienza con abstracciones de alto nivel que se van transformando en abstracciones de menor nivel hasta que se produce un pensamiento y su expresión en un lenguaje concreto.
Determinismo lingüístico (HSW fuerte)
A nivel de lenguaje informático (especialmente, los lenguajes de programación), sí podemos hablar de la HSW en su versión fuerte: el lenguaje determina absolutamente el pensamiento.
Lenguaje como filtro
El lenguaje actúa como unas gafas con las que contemplamos el mundo. El lenguaje, por su propia naturaleza, relativiza y racionaliza, filtra la realidad para hacerla más inteligible, forma o configura nuestras estructuras mentales con las que interaccionamos con el mundo. Cada lenguaje es un filtro distinto. El lenguaje es un intermediario entre la realidad interior y exterior.
De todas maneras, la metáfora del filtro no es exacta porque parece indicar que deja pasar unos pensamientos y no otros, cuando lo que ocurre es que los pensamientos se adaptan, se transforman, se traducen para ser expresados o para ser interpretados. En este proceso puede ocurrir que los pensamientos se deformen o distorsionen. Cuanto más natural y próximo al pensamiento sea el lenguaje, menor es la distorsión. En el caso extremo de un lenguaje muy sofisticado, complejo y restrictivo, el pensamiento tendrá graves dificultades de expresión y quedar bloqueado prácticamente, lo que puede producir daños mentales, porque los pensamientos no fluyen hacia el exterior de una manera natural.
El problema de los lenguajes naturales es que no tienen una estructura totalmente lógica: hay verbos irregulares, excepciones para los nombres en plural, etc. Pensar es estructurar la imaginación de una manera lógica. Si el lenguaje no es totalmente lógico, esto supone un esfuerzo y tensión adicionales.
El principio de causalidad descendente
El lenguaje no limita el pensamiento, sino a la expresión del pensamiento, pues lo profundo no puede alterarse por lo superficial.
El lenguaje no puede influir sobre el pensamiento porque el pensamiento está a un nivel más profundo que el lenguaje. El lenguaje es una manifestación del pensamiento.
Con el principio de causalidad descendente se aclara la hipótesis Sapir-Whorf.
El lenguaje no influye en el pensamiento porque el pensamiento gira alrededor de los arquetipos. El lenguaje externo es una manifestación de lo interno. El lenguaje externo nunca influye en el pensamiento, sino solo limita su forma de expresión. El lenguaje actúa como filtro de la expresión de nuestras ideas. La relatividad lingüística de Whorf no es cierta.
El papel de la imaginación
La imaginación está siempre presente cuando pensamos. Es imposible pensar sin imaginar. El pensamiento está soportado o fundamentado en la imaginación.Y cuando nos hablan y “entendemos” lo que nos dicen, activamos automáticamente la imaginación. La imaginación puede ser generada internamente o puede ser inducida a nivel externo por la percepción (imaginación inducida).
Y tras la imaginación está la conciencia: la imaginación es el vehículo o soporte de la conciencia. La conciencia y la imaginación están en un plano superior al pensamiento. Y el pensamiento es superior al lenguaje.
La “visión del mundo” está pues ligada a la conciencia y la imaginación, ambas facultades del alma. Por ello, podríamos hablar mejor de la “imaginación del mundo”.
El motor de todo es la imaginación, pues todo lo imaginado tiende a realizarse, porque está en un nivel superior al pensamiento.
Puesto que el pensamiento acompaña a la conciencia y la imaginación, que no tienen limitaciones, podemos deducir que el pensamiento no está limitado por el lenguaje. Pero su expresión sí: el lenguaje limita la expresión de los pensamientos.
Nivel de abstracción
Hay lenguajes más evolucionados que otros, que son manifestaciones de conciencias más elevadas que otras. Aunque en los lenguajes naturales este tema no es tan obvio, en los lenguajes informáticos este tema es evidente. No es lo mismo utilizar un lenguaje tipo ensamblador (reflejo del lenguaje de máquina) que un lenguaje que incluya abstracciones de alto nivel como funciones, objetos, agentes, eventos, etc.
A nivel de lenguaje informático, cuanto menor es el nivel de abstracción de un lenguaje de propósito general, mayor es el daño mental que produce, porque limita el pensamiento y la conciencia. Y cuanto mayor es el nivel de abstracción, mayor es la libertad, la creatividad y la conciencia. En ultimo término, con un lenguaje de la mayor abstracción posible, un lenguaje que podemos denominar “supremo”, se lograría la máxima conciencia.
Completud formal
Los lenguajes naturales son formalmente completos, aunque hay conceptos consolidados en lenguajes evolucionados que en un lenguaje primitivo también se pueden expresar, pero que requieren largas descripciones.
También los lenguajes de programación son formalmente completos porque permiten desarrollar cualquier aplicación y expresar cualquier paradigma. Lógicamente, los lenguajes de alto nivel de abstracción permiten desarrollos más simples y conceptualmente más claros.
Modelo de primitivas semánticas
El mejor modelo −y quizás la única alternativa viable−, tanto para una lengua auxiliar internacional como para un lenguaje informático, es el de las primitivas semánticas universales o arquetipos primarios porque capturan la esencia de todas las cosas, unen los opuestos, conectan el mundo interno y externo, la realidad interior y exterior, pensamiento y lenguaje. Para una lengua auxiliar internacional este modelo es mejor que un lenguaje culturalmente neutral.
Un subconjunto de los arquetipos léxicos (semántica lexical) constituirían también la gramática (semántica estructural), que sería universal. El poder de los arquetipos reside precisamente en esta unión de opuestos.
De esta forma, los pensamientos fluyen sin obstáculos, sin filtro alguno, sin gap semántico. En los arquetipos no hay filtro.
Frente al relativismo lingüístico está el lenguaje universal, sea para la comunicación humana o para la comunicación científica. Esto implica un paradigma universal o absoluto.
Un lenguaje universal debe reflejar las categorías universales, las categorías filosóficas, los conceptos supremos de la realidad, los arquetipos primarios.
La analogía física
Se puede establecer una analogía con la física cuántica. Una entidad subatómica o cuántica se comporta (en la concepción tradicional) como onda o como partícula. Sin embargo, según recientes descubrimientos, la entidad cuántica es una onda que, a nivel superficial, se puede manifestar como partícula, sin que la onda desaparezca en el proceso.
En efecto, según el llamado “principio de complementariedad” de Niels Bohr, una entidad cuántica se comporta como corpúsculo o como onda, pero no de ambas formas a la vez. Pero el físico Shahriar Afshar realizó un experimento en 2001, que era una versión modificada del famoso experimento que realizó Thomas Young en 1801 (es decir, exactamente, 200 años después), en el que demostró dos cosas importantes:
Los dos aspectos de la luz se dan simultáneamente.
De los dos aspectos de la luz, el fundamental es el ondulatorio.
De acuerdo con este modelo, corroborado por el experimento de Afshar:
El fenómeno ondulatorio, por su propia naturaleza, es más fundamental y profundo.
El hecho de que se detecte un corpúsculo no implica que la onda desaparezca.
Onda y corpúsculo existen simultáneamente.
Según la llamada “interpretación de Copenhague” de la mecánica cuántica, una onda de una entidad subatómica se “colapsa” en una partícula. La interpretación habitual es que la onda se convierte o se transforma en partícula. Pero no hay tal conversión, pues la onda sigue existiendo, pero a un nivel más profundo.
Onda y partícula no son como dos caras de una misma moneda, como a veces se dice. La metáfora de la moneda pone a los dos aspectos en el mismo plano, lo que no es el caso. Es algo que tiene que ver con los niveles de la realidad: lo profundo y lo superficial.
Análogamente, un pensamiento es como una onda que se puede manifestar, a nivel superficial, como lenguaje (sin que el pensamiento desaparezca). Pensamiento y lenguaje coexisten, de la misma forma que onda y partícula coexisten.
Heisenberg afirmaba que en el mundo subatómico hemos alcanzado el límite del lenguaje: “Los problemas del lenguaje aquí son realmente serios. Deseamos hablar de alguna forma sobre la estructura de los átomos. Pero no podemos hablar de los átomos en lenguaje ordinario”. Aducía dos razones:
Cuando observamos ese reino, no hay “cosas”, sino procesos, y lo único que podemos hacer (de manera forzada) es asignar nombres (electrones, protones, neutrones, etc.).
Nuestros términos científicos como “igual” o “diferente” son inútiles, pues por ejemplo no sabemos si hay muchos electrones o un solo electrón con múltiples manifestaciones.
La analogía con la lingüística es que, en lo profundo, el lenguaje no nos vale porque el lenguaje hace referencia al mundo superficial, donde existen los conceptos de espacio, tiempo, materia y causalidad. Y en lo profundo estos conceptos se diluyen o desaparecen. Necesitaríamos nuevos conceptos pero que, por su propia naturaleza, serían inexpresables.
Los indios Hopi tienen una visión del mundo en el que no contemplan el tiempo lineal. Ven el tiempo como cíclico, y esta visión se refleja en el lenguaje: no existe el tiempo verbal (pasado-presente-futro). Tampoco necesitan nombres para expresar proposiciones ordinarias y solo ven procesos manifestándose. Por ello, su lenguaje está mejor adaptado que los lenguajes occidentales para describir el reino subatómico.
David Bohm, en su obra “La totalidad y el orden implicado”, ve dos niveles de realidad en el universo: el orden implicado o plegado (implicate realm) y el orden desplegado, expresado o manifestado (explicate realm). El orden que vemos (por ejemplo, el movimiento de los planetas) es realmente la manifestación (discreta, fragmentada) de un orden profundo (continuo, unificado) donde no hay espacio, ni tiempo ni materia. En lo profundo todo está conectado, unificado, todo es la misma cosa: la conciencia pura e indiferenciada. Y en lo superficial, la parte implica al todo: la parte contiene a la totalidad.
Análogamente, el lenguaje que utilizamos es discreto, en correspondencia con el mundo manifestado, fragmentado, al que hace referencia. El pensamiento, el mundo interno, se manifiesta en el lenguaje, desde lo profundo, unificado, abstracto e indiferenciado hacia lo superficial, fragmentado, concreto y diferenciado.
También podemos establecer la analogía con la dualidad energía-materia. El pensamiento correspondería a la energía y el lenguaje a la materia. Podemos expresar todas estas analogías así:
onda
pensamiento
energía
—————
=
———————
=
—————
partícula
lenguaje
materia
La analogía lenguaje-geometría
Se puede establecer una analogía entre lenguaje y geometría, puesto que el lenguaje es una estructura (de símbolos, que hacen referencia a contenidos mentales) y la geometría es una estructura que hace referencia al espacio (a contenidos espaciales). Podemos decir que el lenguaje es “la geometría del pensamiento”.
MENTAL y la HSW
MENTAL no distorsiona ni limita el pensamiento, por lo que no se aplica la HSW. En efecto:
Paradigma universal.
MENTAL no obliga a pensar en términos de un ningún paradigma particular, pues ofrece un paradigma universal, absoluto y puro, con el nivel de abstracción más alto posible: un modelo que es el de la mente. Mediante este paradigma universal podemos expresar cualquier paradigma particular. Se puede “saltar” de un paradigma a otro sin tener que cambiar de lenguaje.
Algunos autores recomiendan aprender un nuevo lenguaje de programación cada año para ampliar la visión de la tarea de programación con nuevos paradigmas. Es un consejo que, de seguirlo, implicaría un gran esfuerzo y que puede llegar a producir una gran confusión mental; un daño mental, en definitiva. Con MENTAL esto no sería necesario, pero sí sería aconsejable expresar nuevos paradigmas, pero siempre con este mismo lenguaje.
No gap semántico.
No hay gap semántico porque las primitivas de MENTAL son arquetipos primarios y hay correspondencia entre lo interno y lo externo, entre lo superficial y lo profundo, entre sintaxis y semántica. Las primitivas son recursos semánticos abstractos, sencillos, intuitivos, fáciles de entender y usar, por lo que no distorsiona ni limita el pensamiento.
Además no hay dos modos de pensamiento correspondientes a la semántica lexical y a la estructural, porque ambas son la misma.
Por ello, aprender el lenguaje lleva muy poco tiempo (podemos hablar en términos de minutos, no de horas, frente a los lenguajes tradicionales que requieren días o semanas); básicamente hay que aprender la asociación sintaxis-semántica, porque se puede decir que el lenguaje “ya” lo conocemos.
Completud formal.
Hay completud formal. Las primitivas de MENTAL corresponden a los grados de libertad mental existentes, por lo que se puede desarrollar cualquier aplicación. No se trata de que el lenguaje tenga unas características u otras, pues las tiene todas en potencia
No lenguaje Blub ni paradoja Blub.
MENTAL no es un lenguaje Blub porque está en lo más alto de la escala. No tiene ningún lenguaje por encima porque representa el supremo nivel de abstracción. Y no solo como lenguaje informático, sino también como lenguaje matemático.
Con MENTAL no hay paradoja Blub. Si se le enseñara MENTAL a un programador Blub, inmediatamente lo reconocería como un lenguaje superior, haciéndole despertar a una nueva conciencia, una nueva libertad, por su simplicidad (pues en la simplicidad está la conciencia) y por la percepción de las dimensiones o grados de libertad que antes desconocía o no era totalmente consciente. MENTAL sería una revelación, e incluso una iniciación, al ponerse en contacto con la esencia común de todos los lenguajes de programación.
MENTAL une los polos opuestos de la jerarquía de lenguajes de la paradoja Blub. Es a la vez un lenguaje de máximo nivel de abstracción y también permite la programación de detalle asociada a un lenguaje de bajo nivel de abstracción. Y la unión de los opuestos está asociada a la conciencia. MENTAL representa el máximo poder expresable, precisamente porque son los grados de libertad.
Lenguaje científico estándar.
MENTAL debería desempeñar el papel de lenguaje internacional estándar en el ámbito científico (especialmente en matemática e informática), aunque no auxiliar sino sustitutorio de todos los lenguajes existentes, que deben considerarse como meros intentos particulares previos a la solución universal encontrada. MENTAL elimina las fronteras entre los diferentes dominios y lenguajes, ofreciendo un modelo absoluto y universal. Un lenguaje que es hoy día más necesario que nunca para configurar el espacio global que es Internet.
Conciencia y creatividad.
MENTAL es el lenguaje de la conciencia abstracta, que amplía la conciencia al establecer la unión o conexión de todas las cosas. También es un lenguaje creativo supremo, pues la creatividad surge de relacionar o conectar conceptos o ideas, y MENTAL los conecta desde su raíz.
Geometría del pensamiento.
Puesto que las primitivas o arquetipos de MENTAL son o representan dimensiones o grados de libertad, la analogía geometría-lenguaje es más que una metáfora. La geometría más simple es la cartesiana n-dimensional. Por lo tanto, podemos hablar en el caso de MENTAL de una lingüística cartesiana o multidimensional. Este enfoque multidimensional es el que también utiliza la moderna teoría de cuerdas, por lo que tenemos una analogía más con la física cuántica. Además, el espacio abstracto de MENTAL es un nuevo espacio que generaliza el espacio geométrico.
Adenda
Algunas opiniones sobre la relación lenguaje - pensamiento
La idea de que el lenguaje condiciona el pensamiento ya fue conjeturado por el filósofo del lenguaje indio Bhartrihari (h. 450-510), constituyendo un continuo tema de debate en la tradición lingüística india.
Para Platón, el lenguaje está basado en la realidad, conformada por proyecciones de entidades superiores: las ideas o formas.
En su Organon, Aristóteles estableció sus 10 categorías filosóficas fundamentales, reflejo subjetivo de las propiedades de los fenómenos objetivos. Para obtener las categorías, Aristóteles tomó como base las categorías gramaticales del griego.
Para los positivistas lógicos del Círculo de Viena, el lenguaje es una manifestación del pensamiento y de la visión del mundo de los hablantes. Pero el lenguaje natural a veces distorsiona el pensamiento lógico correcto y esconde la verdadera naturaleza de la realidad. Por ello, propusieron (principalmente, Rudolph Carnap) crear un nuevo lenguaje universal y unificador para la ciencia para permitir estructurar de forma lógica los conceptos científicos, el único tipo de conocimiento válido. Este lenguaje lógico eliminaría toda posibilidad de interpretación metafísica y permitiría crear una Ciencia Unificada.
Para la Universología, disciplina creada por Stephen Pearl Andrews, el lenguaje es reflejo del universo y refleja las leyes universales.
Para Wittgenstein lenguaje y pensamiento son una misma cosa: “Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo” (Tractatus, 6.421).
Para Karl Kerényi, existe una interdependencia entre lenguaje y pensamiento. El lenguaje permite diferentes formas de contemplar el mundo. Además de permitir expresar verdades conocidas, también es un medio para descubrir verdades desconocidas.
George Lakoff afirma que todos los lenguaje son esencialmente metafóricos. Cada lenguaje usa diferentes metáforas culturales, que revelan detalles sobre como piensan los hablantes de ese lenguaje. Por ejemplo, con los conceptos tiempo y dinero se dice: invertir tiempo, gastar tiempo, etc. También hay metáforas comunes a la mayoría de los lenguajes, como “arriba” (para significar “bueno”) y “abajo” (para significar “malo”). En su obra “Women, Fire, and Dangerous Things. What Categories Reveal about the Mind” (Mujeres, fuego y cosas peligrosas. Lo que las categorías revelan sobre la mente) [1997], Lakoff considera que la categorización lingüística es un reflejo de las categorías mentales.
Experimentación y desarrollos de la relatividad lingüística
La relación entre pensamiento y lenguaje, en especial el relativismo lingüístico, ha recibido gran atención en diferentes disciplinas. Se han intentado experimentaciones e incluso ha inspirado obras de ficción y la invención de lenguajes artificiales o imaginarios.
Uno de los mejores ejemplos de la validez de la relatividad lingüística fueron los experimentos realizados por Philips & Boroditsky [2003]. Se mostraban imágenes de varios objetos a personas en cuyo idioma cada objeto era gramaticalmente del género masculino o femenino. Si veían un objeto de género femenino, lo veían con cualidades femeninas. Y análogamente ocurría con objetos de género masculino. Esto demostró que lenguaje y pensamiento están estrechamente relacionados y que el idioma afecta a nuestros pensamientos.
En 1955, James Cooke Brown creó el lenguaje experimental Loglan (Logical language) para verificar la HSW, un lenguaje culturalmente neutral, no dependiente de ninguna cultura particular. Su objetivo era estudiar los efectos del lenguaje sobre el pensamiento. Sin embargo, el lenguaje Loglan no se finalizó y nunca se hicieron experimentos en este sentido. Actualmente existe Lojban, una versión mejorada de Loglan.
Láandan es un lenguaje artificial creado por la lingüista y escritora Suzette Haden Elgin en 1982 para verificar la hipótesis feminista de que los lenguajes humanos existentes son inadecuados para expresar los pensamientos, las percepciones y los puntos de vista de las mujeres. La hipótesis (sospechosa) era que los lenguajes, en general, están mejor adaptados para expresar las visiones del mundo de los hombres que las de las mujeres.
Decidió escribir una novela de ciencia-ficción sobre una América futura en el que se hablaba un lenguaje femenino. Para escribir el libro, se sintió obligada a tratar de construir tal lenguaje, empezando con una gramática básica y un pequeño vocabulario. En Junio de 1982 año empezó a construir un lenguaje llamado Láadan. Su objetivo inicial era construir un vocabulario de 1.000 palabras, suficientes para una conversación normal. En el otoño de ese mismo año, la revista Women and Language News publicó el primer escrito: una historia de Navidad escrita desde el punto de vista de María. En 1984, se publicó su novela “Native Tongue” (Lengua Nativa). Existe un sitio web con toda la información del lenguaje en http://www.laadanlanguage.org.
Neolengua (Newspeak) es un lenguaje inventado por George Orwell en su obra “1984”. Es el lenguaje creado por el poder, el “Gran Hermano”, para controlar el pensamiento de la gente. El propósito de Neolengua era, no solo un medio para configurar los hábitos mentales y la visión del mundo, sino también hacer imposibles todos los otros modos de pensamiento.“Si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento”. Esta afirmación de Orwell, que corresponde a la versión fuerte de la HSW, sería cierta si los humanos fuéramos máquinas forzadas a pensar en este nuevo lenguaje. Pero el pensamiento humano es previo e independiente de todo lenguaje particular.
Un grupo de psicólogos de la Universidad de Pennsilvania y de la Universidad de Memphis han realizado un estudio de tipo estadístico de más de 2.000 lenguas del mundo en relación con las culturas en las que se han desarrollado, para ver si ciertos entornos sociales podían estar relacionados con determinadas propiedades lingüísticas [Lupyan & Dale, 2010]. Las conclusiones fueron:
La presión del entorno socio-cultural marca las diferencias entre los idiomas del mundo.
Existen estrechas relaciones entre las propiedades demográficas de las lenguas (como la cantidad de población que las habla o su difusión global) y la complejidad gramatical de éstas. Cuanto más difundida está una lengua, más sencilla es. O su sencillez ha facilitado su supervivencia y difusión. La sencillez se manifiesta en la gramática, con pronombres simples, un menor número de casos y géneros, y, en general, en la no utilización de reglas complejas de prefijos y sufijos. En consecuencia, es más fácil de aprender.
Las lenguas evolucionan como los organismos vivos, se adaptan de manera similar a los organismos biológicos –la misma idea que sostenía Sapir. Las lenguas se adaptan a los entornos sociales en los que son aprendidas y utilizadas. Los rasgos de una lengua más difíciles de aprender no se transmiten de generación en generación y acaban por desaparecer. Las lenguas. en general, evolucionan hacia una mayor simplificación morfológica.
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